El jueves pasado se estrenó la segunda edición de Mira Quién Salta, ese programa de saltos de trampolín cuya segunda parte es como un cuñado: nadie preguntó por él, pero aquí está. Todo ello presentado por Jesús Vázquez, un hombre que tengo más visto que a mi propio padre.
¡Mirad! ¡Es la fuente de la eterna juventud!
A estas alturas ya todos sabemos la dinámica del concurso, porque por desgracia ya hubo otra edición: famosetes haciendo saltos mortales (que ojalá). Aunque como es costumbre, los saltos en sí es lo que menos interesa del programa.
Un casting estilo equipo de fútbol en el colegio, donde ibas escogiendo a dedo entre lo que veías delante. Y es que los concursantes elegidos para desafiar el ridículo son de esos criados en cautividad, porque no pisan suelo que no sea de Telecinco. Mirando la lista te quedas con la misma cara que cuando anuncian los grupos del Primavera Sound (¿éste quién es?), con la diferencia de que aquí el cabeza de cartel es la vergüenza ajena.
Así pues, el requisito para salir en el programa es tener buenos contactos, buenos pechos y buenos bañadores horteras. Porque en los estilismos sí que se lanzaron a la piscina, por si no fuese poco ridículo que te esté viendo media España saltar en bañador.
Desde aquí declaro como ganadora indiscutible a Modelitus Horribilis a Miriam Sánchez y su conjunto “quién me pone la mano encima”. Yo, ni con un palo.
Una mano en la cabeza, un movimiento sesi…
Pero recordemos que el programa va de saltos, acto al que envolvían en una tensión cercana a un capítulo de HBO. Algunos como la MissLoQueSea Andrea Huisgen lo pasó peor para saltar que cuando le preguntaron por Rusia.
Yo para ver el resto de programas igual me espero a que quiten el agua y lo llamen Mira Quién se Abre la Cabeza.
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